El adios

Y se fueron, andando sobre las hayas,
tras de los carros, entre las vacas,
por esos prados llenos de agua.

¿Dónde están esos ojos que me miraban,
incendiando esmeraldas marchitas
sobre los prados llenos de agua?

¿Donde están las palabras, que aprisionamos,
todas las veces que caminamos sin decir nada
sobre los prados llenos de agua?