Trigo y cebada

Los brazos de hierro de los hombres de Castilla,
Empujan los arados y acarician las semillas,
Al timón del susurro de los bueyes, navegando,
Izando por bandera, la  mañana clara y fría.

¡A todo trapo, el navío, entre las olas rojas va!
Apenas se ve ya el puerto y su sobrio faro,
Donde las aves se cobijan de la tempestad
Entre latidos de bronce y silencios dorados.

Estelas de simiente va dejando su zozobra,
Espera fria y callada, tambien nace en la mirada,
y en las almas de las gentes, hechas de trigo y cebada
¡que este invierno nunca acaba, y quiero verte en primavera!.

Sol herido, viento y agua, furia y calma, siempre frío,
Nunca amaina, noches rotas por el hielo que ha vencido,
A la luz de la mañana, y ya no es un extranjero.
¡Tu resiste como puedas, que quiero verte en primavera!