Deprisa...

Es moderno, y casi obligatorio, 
que hasta la cosas más insignificantes, 
hasta la tareas más intrascendentes, 
deban hacerse a "toda prisa". 
Incluso, atormentadamente, y con cierta desesperación. 
Si no, pareciera que fuesen algo vulgar y desfasado. 
Es un vértigo extraño, metálico, y afilado, 
que oprime la boca del estomago, como un eco 
sordo, que quiere salir, expandirse, explotar.

En este preciso momento somos tan sólo un pedazo de materia,
insignificante.
¿Para qué corremos tanto?.