Pequeños mundos de papel.

Hay mundos ocultos, que casi nadie conoce,
y que, escondidos y apretados en sus cabezas,
arengan el alma exhausta de los poetas.
Lugares entre la genciana y la hierbabuena.
Entre el sueño y la vigilia de una noche de verano,
llena de aire caliente y rojo,
que explota dentro del cuerpo.
Entre el rocío, que al amanecer,
mana gota a gota entre los sueños de los hombres.
Entre los frutos que caen inertes en Otoño,
repletos de vida, sobre la tierra..
Entre el viento que viene a nuestro encuentro,
y nos habla en un extraño idioma,
que sorprendentemente, entendemos,
pronunciando palabras arrojadas al mundo,
por bocas extrañas y desconocidas.
Entre la tristeza del día que se muere,
al caer la tarde, con luces de sangre
y trinos de aves plañideras.